El autor de La concentración infocomunicacional en América Latina (2000-2015), junto a Martín Becerra, analiza la evolución de las industrias de la comunicación y la cultura, su tendencia a la concentración y el impacto de la regulación estatal.
“¿Por qué consumimos lo que consumimos? No hay un patrón, nadie sabe qué va a ser un éxito y qué no, y entonces el mercado necesita lanzar veinte mil cosas para encontrar el éxito. Pero sólo los muy grandes pueden soportar esa característica. Por eso la política cultural fue también un límite a esa tendencia económica. La política cultural lo que hace es limitar los efectos de la concentración. Por distintos motivos, no hay una concentración buena.”
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